Escultores de Arte Funerario en México: Benigno Montoya


Benigno Montoya Muñoz (1865 - 1929) fue un constructor de iglesias, escultor y pintor mexicano; se le considera uno de los más importantes escultores de cantera del norte de México.

Se formó en la tradición familiar y su obra se extiende principalmente al arte sacro, especialmente a la escultura funeraria. Benigno Montoya Muñoz, nació en la hacienda “El Troncozo” estado de Zacatecas, el 13 de febrero de 1865, sus padres fueron  Don Jesús Montoya de quien heredó la cantera y la escultura, y  su madre la señora Hesiquia Muñoz. Debido al trabajo que realizaba su padre, Benigno Montoya fue trasladado a la ciudad de Durango justo cuando tenía dos meses de nacido, ciudad donde creció y aprendió las enseñanzas de la vida, razón por la cual siempre se sintió duranguense.

Fue en Durango donde inició sus estudios de niño, bajo la dirección del maestro Sariñana quien le inculcó las primeras letras a pesar de que Benignito era distraído y algo perezoso porque le interesaba hacer dibujos en sus cuadernos sobre todo monitos y figuras de animales, esto su profesor lo entendió y al poco tiempo Benigno abandona la escuela para empezar ayudar a su padre a dedicarse a labrar la cantera desde pequeño.

Don Jesús Montoya, padre de Benigno fue contratado para trabajar y construir la parroquia de Mapimí, por lo que tuvo que trasladarse junto con su familia, donde esta obra duraría alrededor de ocho años, tiempo en el que Benigno Montoya se inicia como diseñador y pintor, al mismo tiempo aprende de su padre las técnicas para la escultura, por ese tiempo Benigno hace un trabajo de tallado a un busto para el párroco de la iglesia y como agradecimiento lo manda a tomar clases de pintor con Atanasio Vargas en ciudad Lerdo donde no duro mucho, puesto que el maestro no se entendió con el alumno, regresando a su antiguo quehacer y ayudando a su padre en diversos trabajos que conseguía.

Benigno Montoya de origen zacatecano llegó a la ciudad de Durango para acompañar a su padre Jesús Montoya y a uno de sus tíos de nombre Matías que se dedicaban a ser escultores en cantera. Al fallecer su padre, Benigno siendo apenas un adolescente comienza a hacerse cargo de su familia y de los compromisos que tenía su papá. De esta manera es como formalmente se inicia en la talla fina de la cantera. 

La genialidad de Benigno ya destacaba desde entonces, en Mapimí talló el ángel que remata la linternilla de la cúpula de la Iglesia a lo que su padre Don Jesús mientras contemplaba el trabajo realizado por su hijo exclamo “con mi hijo podré construir hasta catedrales”, tiempo después los Montoya se trasladan a Parral, Chihuahua donde construyeron las dos torres y el altar del templo de Nuestra Señora del Rayo, siendo contratados también para levantar una capilla en el valle de Allende, última obra de don Jesús quien murió en ese tiempo, continuando trabajando en el grupo de canteros ahora bajo la dirección de su tío Matías.

En Durango, construyó el templo de nuestra Señora de los Ángeles, el ciprés de la capilla del Arzobispado, el ciprés principal y la portada oriente de la iglesia de San Agustín, la capilla del seminario, hoy templo de San Martín de Porres; puso las torres de las iglesias de Analco y de nuestra Señora del Refugio y labró la cantería que adorna el Teatro Ricardo Castro.

En Mapimí trabajó junto a su padre, Jesús Montoya, en la reconstrucción de la parroquia de Santiago Apóstol; en Valle de Allende, Chihuahua, Jesús, su hijo Benigno y su hermano Matías Montoya construyen el nuevo altar para la parroquia de San Miguel.

 Según los descendientes de los canteros Montoya y siguiendo la huella del estilo, Benigno Montoya es el autor de la cantería que ornamenta la Quinta Gameros de la ciudad de Chihuahua.

Entre 1898 y 1929, Benigno Montoya Muñoz labró en cantera para el Panteón de Durango, cruces que están dispuestas sobre pedestales adornados con vegetación, palomas agonizantes, capillas de estilo neoclásico y neogótico, un relieve que reproduce la escena de la pasión de Cristo y otro que recrea una musa del periodo clásico, además de dos magníficos monumentos de dolientes en tamaño natural, pero lo más importante de su obra funeraria radica en la escultura de ángeles, que en el arte funerario representan el alma. 

El museo-panteón de arte funerario Benigno Montoya posee diversas obras entre las que destacan los ángeles de facciones exquisitas, con una mirada profunda que parece real, cabellera ondulada que da la apariencia de que el viento la mueve y un punto muy notorio en las esculturas de los ángeles de Montoya, es que siempre les dejó debajo de la túnica uno o dos pies descubiertos. De igual manera se cuenta con cruces y capillas elaboradas por Benigno.

Debido a su magnífica forma de esculpir, Montoya Muñoz fue contratado para construir en su totalidad el Templo de nuestra señora de los Ángeles templo situado al final del lado poniente, de la calle de Aquiles Serdán, aun cuando no es muy antiguo, es uno de los más hermosos y sobrios de la colección de iglesias que tenemos en la ciudad.

En plena Revolución en la ciudad de Gómez Palacio, Benigno acababa de entregar a la ciudad en septiembre de 1910 las estatuas, alegorías de las estaciones del año, que le fueron encargadas con motivo de las fiestas del centenario de la independencia en Durango, para el año 1913 la entrada sangrienta de los revolucionarios provocaron incendios y saqueos religiosos, además de la aprensión del entonces arzobispo, el cual fue preso y puesto en libertad trasladándose por varios años al extranjero, esto provocó la decadencia de Montoya en cuanto a construcción de iglesias y altares. Para poder surcar la difícil situación económica por lo que atravesaba, Montoya se refugió en las esculturas funerarias, dedicándoles mucho tiempo hasta consolidar su propio estilo el cual hasta la fecha permanece sobre todo en ángeles y motivo que aún se conservaban en el panteón de Oriente.

El Museo de Arte Funerario Benigno Montoya es único en el norte de la República. Tiene un gran número de obras de canteristas y escultores anónimos, además de contar también con la fortuna de tener localizadas las obras del maestro Benigno Montoya. 

En el panteón civil de Durango, llamado "Panteón de Oriente", se encuentra el Museo de Arte Funerario "Benigno Montoya Muñoz", que contiene un importante número de sus obras funerarias. El museo es el primero de estas características en México.

El Panteón Civil de Durango, llamado también Panteón Municipal de Oriente fue fundado el año 1860, poco tiempo después de que el Presidente Benito Juárez promulgara las leyes de Reforma.

En el año 2002, la parte antigua de este Panteón, fue declarado museo de Arte Funerario “Benigno Montoya” debido a que cuenta con una riqueza arquitectónica funeraria bellísima que no hay en otros estados del norte de la República Mexicana.

La peculiaridad que distingue a este cementerio es la talla refinada de la cantera, destacando el trabajo del escultor Benigno Montoya Muñoz. 

La Guía del Museo de Arte Funerario Benigno Montoya ofrece un interesante recorrido por las tumbas del Panteón de Oriente de la ciudad de Durango. Desde la perspectiva artística, se incluye una selección de catafalcos, criptas, esculturas, capillas y monumentos que son una muestra muy significativa del arte funerario duranguense en la época del Porfiriato.

Su hijo Francisco Montoya de la Cruz fue un artista de talla universal que pudo haber tenido iguales reconocimientos que los que tuvieron los grandes pintores de la época de oro de la cultura mexicana, por ejemplo Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siquieros o Rufino Tamayo.

El 25 de diciembre de 1929 los ojos de Benigno Montoya se cerraron para siempre, sus restos se depositaron en una sencilla tumba sin escultura que la adornara, se dice que fue sepultado en el lote 92c del ahora panteón de Oriente, mismo que adquirió en el año 1898 más o menos en la época que inicia su trabajo funerario en dicho panteón, años después su hijo, el muralista Francisco Montoya de la Cruz, trasladó los restos de sus padres y en homenaje a ellos y a la memoria de su recién fallecida hija, levantó el Monumento a Morelia, una de las mejores muestras de arte contemporáneo de este panteón.





























































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