Cementerio de San Fernando, Ciudad de México, D. F.

Este pequeño y muy burgués cementerio se encuentra en el centro de México, actualmente funciona como museo y es un bonito lugar para recorrer y ver las majestuosas y suntuosas tumbas de personajes políticos de la historia de México. Entre los grandes burgueses notables destaca Benito Juárez, Ignacio Comonfort de Los Ríos, entre otros tantos y tantos licenciados, generales y gobernadores.

El Panteón de San Fernando formó parte de un convento edificado en el siglo XVIII, fundado por religiosos franciscanos que originalmente se establecieron en Querétaro. Al trasladarse a la Ciudad de México, crearon un Colegio en el hospicio de San Fernando.

El panteón se ubica en el costado oriente de la iglesia de San Fernando, constando de tres patios, el más cercano al panteón es el más pequeño y a su centro se puede apreciar sola la tumba del Gral. Miguel Miramón mientras a sus costados norte y oriente varios nichos con sus placas frontales, resguardados por pasillos, en la pared oriente se aprecia la parte trasera de la tumba de Vicente Guerrero, quien tiene una cruz de madera y de la cual cuelga un ancla, al sur se aprecia la verja que limita con la calle y parque San Fernando (Antes la zona del atrio frontal), al poniente queda la sacristía de la iglesia que es usada actualmente como recinto administrativo y de servicios.

Pasando por una puesta en la pared norte del primer patio, se entra al principal, el cual está rodeado por el oriente, norte y poniente de nichos, con pasillos en los extremos, los cuales fueron cerrados para contener más nichos, es a su centro que se aprecian las tumbas de varios personajes, algunas resguarda dadas por estatuas, al centro del mismo se halla la tumba de Ignacio Zaragoza, mientras Benito Juárez y su esposa comparten la tumba más grande ubicada al costado nor-poniente la cual fue realizada por mandato de Porfirio Díaz en un estilo neoclásico, en el lado sur se encuentra la de Ignacio Comonfort colindando con la verja de hierro que da a la calle de San Fernando, al oriente se encuentran un pasillo que da al tercer patio, mismo que debió ser usado como extensión del mismo pero el cierre decretado en 1871 por Juárez dejó inconcluso el mismo, por su lado oriente se tiene la entrada principal a panteón que da a la calle de Héroes.

Durante muchos años, era común que los muertos fueran sepultados dentro de las iglesias, detrás de los muros o debajo del suelo, lo que producía muy malos olores y espectáculos muy desagradables para los visitantes. Sin embargo, una costumbre tan arraigada como ésa era muy difícil de suprimir entre la sociedad. A fines del siglo XVIII, el arzobispo de México, don Alonso Núñez de Haro y Peralta, manifiesta la necesidad de que se dejen de hacer sepulturas dentro de los templos para evitar contagios y enfermedades, y que de ahí en adelante, los difuntos debían ser enterrados en cementerios ubicados en lugares elevados, alejados de las casas y con buena ventilación.

En el Colegio Apostólico de San Fernando, de misioneros franciscanos, poco a poco se fue evitando la sepultura de cadáveres dentro de la iglesia y se comenzó a utilizar el espacio del atrio frente a la puerta. Hoy la referencia a este lugar es la explanada del museo, ahí se montan las exposiciones, las presentaciones de libros y las obras de teatro. Así que mientras camina debajo de sus pies hay cientos de restos humanos.

En aquellos tiempos la construcción de nuevos establecimientos religiosos estaba prohibida en la Nueva España, por ello los franciscanos tuvieron dificultades para edificar, cuando lograron hacerlo, después de rechazar varias ofertas de terrenos, aceptaron sentar sus reales en lo que hoy conocemos como San Fernando.

Todos los documentos -relata Manuel Rivera Cambas- fueron llevados a España por fray Nicolás de San José y Sandi, quien consiguió que el 15 de octubre de 1733 se expidiera la real cédula que concedía a los misioneros apostólicos de la Orden de San Francisco, licencia para fundar un colegio de Propaganda Fide, en el hospicio nombrado de San Fernando, a extramuros de la ciudad de México.

La construcción del convento de los fernandinos avanzó muy rápidamente y fue concluida en 1775; el 19 de abril de ese año el arzobispo Manuel Rubín y Salinas bendijo la iglesia y al día siguiente se realizó su dedicación y fiesta, ésta contó con la asistencia del Virrey Conde de Revillagigedo. El 19 de junio de 1858 el convento de San Fernando sufrió graves daños, mismos que causaron su ruina y relativa decadencia, consecuencia de un violento temblor que resintió la ciudad. El edificio quedó inhabitable y los religiosos tuvieron que abandonarlo temporalmente.

En 1860, como consecuencia de las Leyes de Reforma, los religiosos fernandinos fueron exclaustrados y una parte del convento fue derribada en 1862. Sin embargo, la iglesia y su panteón anexo fueron respetados, no así la gran huerta y potreros del convento los cuales fueron fraccionados. Una vez divididos en lotes dieron nacimiento a la colonia Guerrero.

El cementerio empezó a funcionar en 1713, año en que se fundó el convento.  Este cementerio atrial fue utilizado ampliamente durante más de medio siglo, y las tumbas ahí localizadas no tenían nombres ni fechas; eran simplemente, lápidas anónimas. En un principio, los únicos con derecho a ser sepultados en el panteón fueron frailes fernandinos, benefactores de la iglesia y personas de altos recursos económicos. El uso del panteón atrial de San Fernando en esos años aún era esporádico, por lo que el panteón tuvo una extensión muy reducida.

Hacia 1832 se comenzó la construcción del actual Panteón de San Fernando, mediante la gestión del síndico del convento, Don Ignacio Cortina Chávez, y gracias a los cobros que ya se realizaban. Al ser el Panteón de San Fernando el más caro de la ciudad, rápidamente pudo financiar su construcción. En 1833, el general Antonio López de Santa Anna decretó que todos los cementerios privados de la ciudad debían ser abiertos al público en general, debido a la fuerte epidemia de cólera que azotó a la población. A partir de entonces, San Fernando inició sus servicios como panteón público, aunque se prohibió aquí el entierro de enfermos del cólera.
Durante las siguientes dos décadas, la fama del Panteón de San Fernando fue subiendo. Como era un cementerio pequeño, limpio y ordenado, pronto fue escogido por las familias de clase alta como el sitio adecuado para su sepultura. Debido a esto, los precios de los servicios fúnebres en San Fernando fueron subiendo, y en pocos años, sólo la gente más rica y poderosa de la sociedad podía pagar su inhumación en este lugar. Es por esto que en San Fernando podemos observar las tumbas de políticos, militares, gobernantes y personalidades de la sociedad del siglo XIX. La mejor época de San Fernando estuvo entre 1850, cuando otra epidemia de cólera incrementó los entierros en el panteón, y 1870, época en que ya existían otros panteones en distintos puntos de la ciudad, como los de Campo Florido, Los Ángeles, La Piedad y San Antonio de las Huertas, cementerios todos desaparecidos en la actualidad.

El Panteón de San Fernando había sido propiedad de los frailes fernandinos, quienes se encargaban de realizar los entierros, las misas, los altos cobros y de mantener limpio y en orden al pequeño panteón. Su fama fue mucha entre la sociedad de la ciudad de México. Sin embargo, el 31 de julio de 1859, el gobierno liberal de Juárez expidió una de sus leyes de Reforma: la de la secularización de los cementerios, mediante la cual todos los panteones del clero pasaban a ser propiedad del gobierno. Esta ley se pudo aplicar hasta 1860, cuando terminó la guerra de Reforma y el gobierno de Juárez entró a la ciudad.

A partir de entonces, el ayuntamiento administró este panteón, y al ver que ya se encontraban aquí enterrados grandes personajes ilustres, el gobierno lo declaró Panteón de Hombres Ilustres. Desde ese año, otros grandes héroes y políticos fueron enterrados en San Fernando, como Melchor Ocampo, Miguel Lerdo de Tejada, Ignacio Comonfort e Ignacio Zaragoza. 

San Fernando fue el primer panteón de hombres ilustres que hubo en toda la ciudad de México. Con el tiempo, San Fernando se encontraba prácticamente a la mitad de su capacidad, y se pensaba en ampliarlo, cuando un decreto del presidente Juárez ordenó la clausura de todos los cementerios que se hallaran dentro de los límites de la ciudad. Esto con la finalidad de sacarlos a las poblaciones cercanas, como sucedió con el Panteón Civil de Dolores en los rumbos de Chapultepec y Tacubaya. En 1872 se reabrió el panteón para el último entierro registrado, sucedió en 1872, precisamente cuando el presidente Benito Juárez fue sepultado en este sitio.

Después que el presidente Sebastián Lerdo de Tejada ordenó la construcción de la Rotonda de los Hombres Ilustres en el Panteón Civil de Dolores, San Fernando quedó cerrado y su finalidad era sólo la de conservar los restos de las personas ilustres ya enterradas ahí; así permaneció durante el Porfiriato, hasta que en 1900 se planeó su destrucción para construir un monumental “Panteón Nacional”, a espaldas de él, en la actual calle de Héroes, que tomó su nombre de este proyecto. Parecía que el Panteón Nacional sería terminado con éxito, pero el estallido de la Revolución Mexicana y una mala cimentación de la cripta central impidieron que fuera construido en su totalidad. San Fernando perdió algunos muros por esta obra, pero sobrevivió al pasar los tiempos de caos en el país.

En 1935, el Panteón de San Fernando fue declarado monumento histórico por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, y en 1968 recibió una magna restauración en ocasión de los Juegos Olímpicos celebrados en México. Durante los años setenta y ochenta, el panteón sufrió diversas modificaciones ligeras, por la celebración de los centenarios luctuosos de Juárez y de Francisco Zarco, así como por el terremoto de 1985. Para 1997, con el cambio de régimen político en el Distrito Federal, se puso bajo la administración del gobierno del Distrito Federal, que el 31 de mayo de 2006 lo convirtió en museo de sitio, bajo la tutela de la Secretaria de Cultura del Distrito Federal.

Para dar cuenta de la gran fama e importancia que tuvo este panteón en el siglo XIX, a continuación se presenta una lista de personajes históricos sepultados aquí. Algunos de ellos ya se trasladaron a otros sitios, y otros aún permanecen en este pequeño panteón. Algunos de los difuntos no se sabe cuál es su tumba o si aún se encuentran sepultados en San Fernando.

Presidentes de la República:
General Miguel Miramón (1859-1860), General Anastasio Bustamante (1830-32, 1837-1841), Licenciado Benito Juárez García (1857-1872), General Manuel María Lombardini (1853), General José Joaquín de Herrera (1844-1845, 1848 y 1848-1851), General Martín Carrera (1855), General Vicente Guerrero (1829), Licenciado Manuel de la Peña y Peña (1847, 1848), General Ignacio Comonfort (1855-1857).

Ministros de Estado:
General José Morán y del Villar (ministro de guerra y marina en el gabinete del general Anastasio Bustamante), General Ramón Tavera (ministro de guerra en el gabinete de Maximiliano), Licenciado Mariano Otero (ministro de gobernación en el gabinete de José Joaquín de Herrera), Licenciado Francisco Zarco Mateos (ministro de relaciones, en uno de los gabinetes de Benito Juárez), Licenciado Jose Urbano Fonseca (ministro de justicia y relaciones, en el gobierno de Mariano Arista), Licenciado José María Cortés y Esparza (ministro de gobernación durante el imperio de Maximiliano), Licenciado Miguel Lerdo de Tejada del Corral (ministro de fomento durante el gobierno de Santa Anna y de hacienda en los de Comonfort y de Juárez), Gral. Lino José Alcorta (Guerra, Santa Anna), Gral. Ignacio Zaragoza Seguín (Guerra, Juárez), Gral. José Gil de Partearroyo (Guerra, Juárez, en 1860), Lic. José María Lafragua Ibarra (Relaciones, Gómez Farías; Gobernación, Comonfort; Relaciones, Juárez y Lerdo), Lic. Bernardo Couto (Justicia, Herrera).

Gobernadores:
Gral. José María Arteaga (Querétaro, Jalisco; héroe de guerra en 1865), Gral. Carlos Salazar Ruiz (Michoacán; héroe de guerra en 1865.), Gral. Ignacio Inclán (Distrito Federal.), Gral. Domingo Ramírez de Arellano (Sonora; héroe de guerra en 1847), Gral. Pedro Ampudia y Grimorest (Nuevo León, Tabasco; héroe de guerra en 1842 y 1847), Cnel. Juan C. Doria (Hidalgo; héroe de guerra en 1867)*. (Sus restos se encuentran en la Rotonda de los Hidalguenses Ilustres.), Lic. Francisco Modesto de Olaguíbel (Estado de México, combatió en 1847 contra los EE.UU.), Gral. Juan Bautista Traconis (Puebla; héroe de guerra en 1847), Dr. Gabino F. Bustamante (Distrito Federal), Gral. José María Jarero (Jalisco y Sonora; héroe de guerra en 1847).

Ministros de Estado y Gobernadores:
Ignacio Trigueros (Hacienda, 1841-44; D.F.), Lic. Luis de la Rosa (Hacienda, Herrera; Justicia, Anaya; Relaciones, Peña y Peña y Comonfort; Puebla), Lic. Miguel María Arrioja (Relaciones, Álvarez; Puebla). Melchor Ocampo (Hacienda, Herrera; Relaciones, Álvarez; Gobernación, Hacienda y Relaciones, Juárez; Michoacán), Gral. Anastasio Parrodi (Guerra, Juárez; Jalisco, Coahuila, D.F.), Lic. Jesús Terán Peredo (Gobernación, Comonfort; Hacienda, Justicia y Fomento, Relaciones, Juárez; Aguascalientes), Lic. Manuel Ruiz (Justicia, Comonfort y Juárez; Tamaulipas), Lic. Mariano Riva Palacio (Hacienda y Justicia, Arista; Estado de México).

Militares distinguidos:
Subtte. Luis G. Banuet (participó en las batallas del Molino del Rey y Chapultepec). Gral. Bernardo de Miramón (Independencia, Plan de Casa Mata). Gral. Rómulo del Valle (Independencia, Guerra con EE.UU.), Gral. Leandro Valle (Rebelión de los Polkos, Guerra de Reforma), Gral. Tomás O'Horán y Escudero (Texas, Guerra de los Pasteles, Batalla Angostura - intervención norteamericana, intervención francesa), Cap. Domingo de Alvarado (Batalla de Chapultepec), Cnel. Santiago F. Xicoténcatl (Batalla de Chapultepec), Tte. Cnel. Juan J. Holzinger (Texas, Batalla de Cerro Gordo), Gral. Pedro Vander Linden (Guerra con EE.UU.), Gral. Tomás Mejía Martina (Reforma, Intervención Francesa).

Personajes notables
Anselmo Zurutuza (Introductor de las diligencias en México), Dr. Isidoro Olvera (Presidente del Congreso Constituyente, 1857), Domingo Aramburu (Enfermero Mayor Hospital de Jesús, 1853), Don Anastasio Zerecero (Independencia, Ejército Trigarante, Historiador, Guerra con EE.UU., Guerra de Reforma), Don Juan de la Granja (Introductor del Telégrafo en México), Lic. Luis G. Chavarri (Ministro de la Suprema Corte), Lic. Mariano Esteva y Tamariz (Miembro del Congreso Constituyente de 1826), Lic. Mariano Esteva y Ulibarri (Síndico del Ayuntamiento de México, 1849), Lic. Carlos María de Bustamante (Independencia, periodista, historiador), Dr. José Ignacio Durán de Huerta Gastelú y Segura (Fundador Conservatorio Nacional y Director Escuela Medicina).Lic. Manuel Morales Puente (Constituyente del 57 por el Distrito Federal.), Joaquín Fernández de Madrid y Canal (Obispo y Arcediano de Catedral, 1836), Andrés Fernández de Madrid (Deán de Catedral, 1829), Agustín Burguichani (Cuerpo Médico Militar en la Guerra con EE.UU., 1847).

Artistas notables
Merced Morales (actor popular del las pastorelas del siglo XIX en México), Francisco González Bocanegra (poeta, autor de la letra Himno Nacional), Félix María Escalante (poeta, concursó por la letra del Himno Nacional), Antonio Castro Montes de Oca (el actor cómico más afamado del Siglo XIX en México), Joaquín Ramírez (pintor), Felipe Sojo (escultor y maestro de la Academia de San Carlos), Constantino Escalante (el mejor caricaturista político del Siglo XIX), Henriette Sontag (soprano alemana, primera mujer en cantar el Himno Nacional mexicano en 1854), Joaquín Beristáin (músico).

Mujeres notables
Isadora Duncan (nicho en homenaje), Margarita Maza de Juárez (esposa de Don Benito Juárez), Rafaela Padilla de Zaragoza (esposa del Gral. Ignacio Zaragoza), Dolores Guerrero (hija de Vicente Guerrero y esposa de Mariano Riva Palacio), Dolores Escalante Fernández.

En 1927 apareció en la placa del nicho No. 19 el nombre de Isadora Duncan bailarina clásica de fama mundial de quien nunca se tuvo noticia de estar relacionada con México o haber estado de visita en el país. Muerta en Niza, Francia, se considera que esta placa fue pintada por admiradores suyos, entre quienes se sospecha de Plutarco Elías Calles.

En la actualidad, San Fernando se mantiene como uno de los monumentos más interesantes del Centro Histórico, al haber sido remodelado y convertido en un novedoso museo de sitio a partir del 31 de mayo de 2006.

Este panteón es considerado una muestra de arte funerario, construido con arquitectura en estilo romántico. Una visita detenida y atenta al Museo Panteón de San Fernando puede servir como viva lección de repaso de nuestra rica y valiosa historia.

Originalmente, este camposanto formaba parte del conjunto edilicio del Templo de San Fernando, que tras la disolución de la orden de los fernandinos en 1860 como parte de las transformaciones ocurridas en el país tras la Guerra de Reforma, fue expropiado con el fin de poner en uso los bienes que hasta entonces habían estado en las manos muertas del clero y cuya expropiación era necesaria para que el gobierno obtuviera recursos con los cuales financiar la reconstrucción del país.

Del conjunto original sólo sobreviven en nuestros días el templo y el cementerio, mismo que tras ser clausurado para uso general en 1871, fue destinado a albergar a personajes ilustres de la época, incluso de ideologías dispares. Cada una de sus tumbas constituye un monumento a su memoria, expresada por medio de enigmáticos e introvertidos monumentos, que generan un espacio de gran solemnidad cargado de una atmósfera única. A partir de ese año, el panteón quedó abierto al público como un espléndido museo de sitio, que ofrece un espacio de cultura y esparcimiento.

Siendo un panteón la unión terrenal entre la vida y la muerte, este camposanto cuenta con varios relatos en donde algunos trabajadores describen algunas de sus experiencias más escalofriantes, ya que algunos de ellos aseguran haber tenido contacto con “los aparecidos”.

Cuentan que han llegado a ver sombras que se desvanecen en la oscuridad, presencias extrañas, algunas de las más escalofriantes son al caer la noche, ya que pueden ver personas que deambulan por las tumbas.

Se habla de la presencia de una mujer blanca, de cuerpo robusto, de aproximadamente 40 años, que al momento de ser observada conserva una postura rígida, inmóvil y cuando logra mirársele a la cara, sus ojos comienzan a hundirse al mismo tiempo que de ella proviene un grito desesperado que asustaría a cualquiera.

Otra de las presencias de las que se hablan, es la de un señor de avanzada edad, que apoyado de su bastón, se encuentra penando por el panteón, se cree que es Don Juan un hombre quien fue a parar a una fosa común, e inquietado por donde terminaron sus restos, vaga en lamento por este camposanto.

Otro relato más es acerca de la existencia de una fotografía en donde se puede ver lo que se describiría como la figura rojiza de una mujer de pie en el costado derecho de la puerta de la oficina del cementerio, la imagen fue capturada a plena luz del día y no había nadie.

Además de extrañas apariciones, en el panteón de San Fernando se han encontrado artículos que se sospechan fueron utilizados para actos de brujería, y han sorprendido a personas que se han llevado tierra para llevar a cabo sus hechizos.

Se conocen relatos de varios trabajadores que aseguran haber tenido interacción con el mundo de los aparecidos, han observado sombras y sentido presencias que se desvanecen rápidamente. Por la noche han visto gente y luces que se mueven entre las tumbas. Se cuenta también sobre el avistamiento de una mujer de negro, robusta, blanca de 35 a 40 años. Esa mujer no habla y se mantiene quieta, parada muy rígida. Se queda mirando fijamente y su rostro comienza a cambiar, se le arruga la cara, se le hunden lo ojos y comienza a gritar de una forma muy rara.

En ocasiones se encuentran objetos muy utilizados para trabajos de brujería, e incluso hay gente que llega hasta ese sitio por tierra, para supuestos hechizos. Se ha visto a un hombre de edad caminando por el panteón apoyado de un bastón, relacionada con Don Juan, que se dice fue a parar a la fosa común y quizá esté penando por la funesta suerte de sus restos.

La señora Martha Guzmán Mendoza, tiene una fotografía de una figura con tonos rojizos, parece ser una mujer, de pie a un lado derecho en la puerta en donde está ubicada la oficina del cementerio. Se puede observar al espectro, entre dos árboles a plena luz del día.

Se especula que podría tratarse del espíritu de Dolores Escalante, de una familia conservadora, la novia de Lafragua, un liberal. Tuvieron amores difíciles, el padre de ella la comprometió en dos ocasiones, sin concretar. Entonces ella y Lafragua prepararon la boda, pero Dolores fue víctima mortal de la epidemia de cólera. Lafragua, desconsolado, la enterró en San Fernando. Cuando el murió, 25 años después, lo enterraron en la misma tumba de su novia. Cuentan que en las noches el fantasma de Dolores Escalante se aparece flotando por encima de su tumba.

A una empleada le sucedió lo siguiente: Ella sintió un fuerte golpe en la espalda cuando caminaba cerca de la tumba de Martín Carrera, presidente interino de la República desde el 15 de agosto de 1855 y nos narró que, impresionada porque no había nadie por ahí a quien culpar del golpe, fue a mostrarle la espalda a una compañera y ella le confirmó que tenía las marcas y correspondían a una cadena.  Dice Carmina que ese golpe se lo dieron las cadenas que resguardan la tumba de Carrera...

"Como al año de eso vi a una mujer caminando entre las tumbas, tenía un vestido blanco, de manta, con unas flores azules, rojas y amarillas estampadas. La siguiente vez vi a un señor que entró por el enrejado que está hacia el lado de la plaza, venía con calzón de manta.

Y hace como dos meses estaba agachada, levantando algo del piso, y de pronto frente a mi noté una silueta y escuché que me decían 'tenga'. Vi una mano que me daba un anillo. Le dije que no me quedaba y me contestó 'pues póngaselo en el dedo chiquito'. Como ya se me hacía tarde, me lo puse y ya no le dije nada. 
Otro día, como a las 10 y media de la mañana vi a un señor, le vi su forma humana, pero su cara no. Me preguntó por el anillo, me dijo que no me lo fuera a quitar y cuando se lo mostré me pidió que hiciera una oración por él porque -me dijo- 'yo quedé en tierras extrañas'. Claro que le recé su Padre nuestro y su Ave María. Yo creo que por algo me lo pidió a mí".

Benito Juarez a pesar de ser tildado como uno de los anticlericales más duros de su época y haber sido excomulgado por la iglesia, descansa en un recinto originalmente administrado por el clero y  convertido en panteón civil. Esta no es la única paradoja que explica la directora del recinto: “Es curioso que en vida varios de estos personajes que defendieron los bandos liberal y conservador y estuvieron en constante lucha,  comparten un mismo espacio”. Uno de estos casos es el del general conservador Tomás Mejía, quien también fue fusilado al lado de Maximiliano y Miramón en el Cerro de las Campanas. El reposo de la muerte separa los restos de Mejía y Juárez por sólo unos metros. Miguel Miramón, quien también fue inquilino del lugar, fue trasladado a la ciudad de Puebla, por instrucción de su esposa, Concepción Lombardo, quien, “al enterarse que en ese lugar iban a ser depositados los restos de Juárez, decidió exhumar los restos. Actualmente sólo permanece su mausoleo”.

Hay un mito interesante alrededor de la sepultura de Mejía. Su esposa vivió un drama, pues buscó por todos los medios posibles la libertad de su esposo en los días finales del Imperio y suplicó ante todas las instancias posibles el perdón: “Cuando murió, su viuda no tenía dinero ni siquiera para comprarle un féretro”, explica la directora. “Puso en una silla el cadáver y así fue como lo enterraron. De ahí se explica el tamaño y la proporción de la lápida. El mismo Juárez, cuando supo sobre la precariedad de la viuda,  mandó construir la tumba”. Otro personaje distinguido cuyos restos aquí reposan fue el del héroe de la Independencia, Vicente Guerrero. Sin embargo en la que fue su tumba ahora sólo quedan su hija Dolores y su yerno Mariano Riva Palacio. En uno de los extremos del recinto se encuentra un mausoleo que cuenta una historia trágica y gira en torno del también liberal José María Lafragua y su amada Dolores Escalante: “La tumba es una muy bonita estéticamente y tiene iconografía de arte funerario. Dolores y José María se enamoraron desde que se conocen, pero por vicisitudes de la vida fue difícil que estuvieran  juntos. Entonces, cuando por fin deciden casarse, semanas antes de la boda, Dolores cae presa de una epidemia de cólera que azota la ciudad de México y muere”, explica Escalante. “José María destrozado trae el cuerpo aquí y pide que cuando él muera, se le entierre aquí junto a Dolores”. El texto original de este artículo fue publicado por la Agencia Quadratín en la siguiente dirección: https://mexico.quadratin.com.mx/Panteon-de-San-Fernando-un-recinto-historico-donde-el-tiempo-se-detuvo-2/

Analizando la historia de este cementerio se puede notar la gran manipulación de poder que algunos de los aquí sepultados ejercieron, el caso más notable  y el de mayor dimensión fue el de Benito Juárez. Ya que al día de su fallecimiento el panteón se encontraba prácticamente clausurado a todos los servicios, era prácticamente un cementerio que se encontraba en la ciudad, cuando un decreto del presidente Juárez ordenó la clausura de todos los cementerios que se hallaran dentro de los límites de la ciudad, esto con la finalidad de sacarlos a las poblaciones cercanas, como sucedió con el Panteón Civil de Dolores. Sin embargo en 1872 se reabrió el panteón para el último entierro registrado, sucedió en 1872, precisamente cuando el presidente Benito Juárez fue sepultado en este sitio… así o más influyente!!!. Y hablemos de su tumba que es de las más majestuosas que he visto en todo el país (aunque cuentan que fue realizada por orden de Porfirio Díaz)… no cabe duda que ser presidente siempre y hasta la actualidad ha sido muy redituable…

Fuentes Bibliograficas:
https://es.wikipedia.org/wiki/Pante%C3%B3n_de_San_Fernando
http://www.guiadelcentrohistorico.mx/content/museo-pante-n-de-san-fernando
http://www.ciudadmexico.com.mx/atractivos/panteon_san_fernando.htm
http://www.pulsodf.com.mx/panteon-de-san-fernando-historia-y-leyendas/
http://leyendadeterror.com/leyenda-del-panteon-de-san-fernando/
https://www.maspormas.com/2016/06/28/panteon-san-fernando-cementerio-convertido-en-museo/
http://www.museosdemexico.org/museos/entradamuseo.php?idMuseo=160&idMenu=4&Tipo=0
http://www.chilango.com/ciudad/nota/2016/04/18/recorrido-por-las-extranas-leyendas-del-panteon-de-san-fernando
https://mexico.quadratin.com.mx/Panteon-de-San-Fernando-un-recinto-historico-donde-el-tiempo-se-detuvo-2/
http://fahrenheitmagazine.com/cultura/san-fernando-mausoleo-historico-de-mexico/
































































































































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